viernes, 30 de noviembre de 2012

La Batalla Junín 6 de Agosto de 1824

La batalla de Junín 
fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en el proceso de la independencia del Perú el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.
Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 8.000 hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreynato, y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5.000 regulares que tenían su base en Puno.
Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte.



El 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7.900 soldados de infantería y 1.000 de caballería, en el llano de Rancas, dirigiéndole estas elocuentes palabras:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.

Simón Bolívar
El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 2.700 infantes y 1.300 jinetes, marchaba apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había cruzado el río Grande a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en retirada acercándose a la llanura de Junín.
Sin perder tiempo, Bolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas mientras la infantería los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la marcha y poniéndose el mismo a la cabeza de sus hombres atacó a la caballería enemiga.
El terreno era difícil, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.Encabezando la formación iba el regimiento de Granaderos de Colombia comandado por Felipe Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia, y el regimiento de Húsares de Colombia del coronel Laurencio Silva. La caballería independentista salió del trecho por el que venía y comenzó a formarse en la pampa pero antes de que todas sus unidades hubiesen salido a campo abierto fue cargada por la caballería realista.



Durante el primer choque el general Braun con los Granaderos de Colombia logró abrirse paso hasta quedar a la retaguardia de la izquierda de Canterac, mientras que en el centro y la izquierda patriota los realistas obtenían ventaja pues el general Necochea era herido, desmontado y hecho prisionero mientras el resto de la caballería independentista con Miller y Carvajal se retiraba perseguida por los realistas.
A diferencia del ejército real que no había dejado ninguna unidad montada de reserva, en la caballería independentista aún quedaba sin tomar parte de las acciones el primer escuadrón de húsares peruanos al mando del comandante Isidoro Suárez, a quien el mayor José Andrés Rázuri comunicó una falsa orden de cargar a la caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas. Ordenada y dirigida la carga por Suarez los realistas fueron tomados completamente desorganizados, momento en el cual el grueso de la caballería patriota volvió grupas para regresar al ataque, distinguiéndose en esta parte de la batalla el coronel Silva quien rapidamente reorganizó a los húsares colombianos e impidió que los jinetes realistas lograran envolverlo.


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