viernes, 30 de noviembre de 2012

Descubrimiento del Lago de Maracaibo 24 de agosto de 1499

Su grandeza deslumbra y es fuente de inspiración. Desde su descubrimiento, el 24 de agosto de 1499, el lago de Maracaibo se convirtió en ícono de la zulianidad. Sus aguas han sido escenario de importantes hechos que han marcado la historia de Venezuela. Los primeros en navegar fueron el capitán Alonso de Ojeda y el maestro Juan de la Cosa, quienes en una expedición arribaron a las orillas del Lago, en el noroeste de Suramérica. A su llegada, en palafitos habitaban los aborígenes del lugar.

Son muchas las historias que rondan la formación del lago de Maracaibo. Algunos creen en la hipótesis que relata que todo empezó hace más de 40 millones de años, en la era terciaria, cuando una inmensa selva se hundió y a partir de allí se formó el Lago más grande de Suramérica y el mayor del mundo con salida al mar.
El historiador Pablo Emilio Colmenares atribuye su creación a un movimiento tectónico, es decir, el desplazamiento de las placas que forman la Tierra. Explicó que la Cordillera de Perijá, por un lado, y la de Los Andes, por el otro, forman las cuencas hidrográficas que cubren el área del Lago, que comprende principalmente el Zulia y parte de Táchira, Mérida, Trujillo, Lara y Falcón.
Colmenares afirma que de los 135 ríos que desembocan en las aguas del Lago, un gran porcentaje pertenece a Venezuela, y otra a Colombia, que le proporcionan el 60 por ciento de agua dulce. "Las aguas llegan al Golfo del río Limón (formado por el Guasare y El Tocuy). Luego el Apón, el Santa Ana y los ríos de Colombia; junto con el río Zulia llegan al Catatumbo, para finalmente desembocar en el Lago. También por Trujillo desembocan las aguas de Motatán, por Mérida las del río Escalante y Chama; y por el estado Lara, río Misoa. Por Táchira confluyen las del río Grita, Morotuto y Guaramito".

Varios problemas
Con una superficie de 13 mil 280 kilómetros cuadrados, con una longitud de 155 kilómetros, un ancho de 120 kilómetros y una profundidad que varía entre un promedio de 30 metros y un volumen que abarca 280 millones de metros cúbicos, el lago de Maracaibo enfrenta una situación dramática.
Aunque Gustavo Parra Pardi en su libro La conservación del lago de Maracaibo, afirma que el sistema del Lago es único y que representa uno de los mejores sistemas acuáticos en el mundo, el almacenamiento de aguas residuales, los derrames petroleros, la descarga de desechos y la ploriferación de la lemna disminuye su belleza y amenaza su ecosistema.


Aún así Emilio Colmenares asegura que los mayores problemas del Lago se iniciaron con la explotación petrolera. "Anteriormente la producción agrícola que teníamos en el Sur del Lago, aunado a la siembra del cacao porcelana y algo de plátano, eran las actividades que perjudicaban al Lago. En ese entonces no se hablaba del bum petrolero. Se trabajaba con el crudo, pero ocasionalmente.
Cuando se comienza a consolidar Maracaibo y la Costa Oriental del Lago, la superpoblación se aceleró. Se iniciaron entonces las descargas de grandes cantidades de aguas residuales. Todas tenían un destino: el Lago. Según Colmenares, quien fue presidente del Instituto para la Conservación del Lago de Maracaibo (Iclam), cuando se abrió el canal de navegación comenzó a subir abruptamente la salinidad del Lago. "De mil partes por millón se elevó a cuatro mil partes la salinidad. El cuerpo humano sólo aguanta 500 partes por millón. Hasta 1969 se mantuvo la cifra. Actualmente tenemos cinco mil 300 partes por millón, es decir, casi 10 veces más de lo que podemos resistir".
Para el presidente de la Asociación Civil para la Conservación del Lago de Maracaibo, es primordial empezar a realizar acciones que vayan en beneficio de la recuperación del Lago. Educar a los ciudadanos a través de una campaña de concienciación es fundamental. "A quién más si no es a nosotros los zulianos nos va a preocupar el lago de Maracaibo. Actualmente en el Lago están cayendo cerca de 10 mil litros por segundo de aguas servidas".

La Batalla Junín 6 de Agosto de 1824

La batalla de Junín 
fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en el proceso de la independencia del Perú el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.
Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 8.000 hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreynato, y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5.000 regulares que tenían su base en Puno.
Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte.



El 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7.900 soldados de infantería y 1.000 de caballería, en el llano de Rancas, dirigiéndole estas elocuentes palabras:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.

Simón Bolívar
El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 2.700 infantes y 1.300 jinetes, marchaba apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había cruzado el río Grande a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en retirada acercándose a la llanura de Junín.
Sin perder tiempo, Bolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas mientras la infantería los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la marcha y poniéndose el mismo a la cabeza de sus hombres atacó a la caballería enemiga.
El terreno era difícil, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.Encabezando la formación iba el regimiento de Granaderos de Colombia comandado por Felipe Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia, y el regimiento de Húsares de Colombia del coronel Laurencio Silva. La caballería independentista salió del trecho por el que venía y comenzó a formarse en la pampa pero antes de que todas sus unidades hubiesen salido a campo abierto fue cargada por la caballería realista.



Durante el primer choque el general Braun con los Granaderos de Colombia logró abrirse paso hasta quedar a la retaguardia de la izquierda de Canterac, mientras que en el centro y la izquierda patriota los realistas obtenían ventaja pues el general Necochea era herido, desmontado y hecho prisionero mientras el resto de la caballería independentista con Miller y Carvajal se retiraba perseguida por los realistas.
A diferencia del ejército real que no había dejado ninguna unidad montada de reserva, en la caballería independentista aún quedaba sin tomar parte de las acciones el primer escuadrón de húsares peruanos al mando del comandante Isidoro Suárez, a quien el mayor José Andrés Rázuri comunicó una falsa orden de cargar a la caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas. Ordenada y dirigida la carga por Suarez los realistas fueron tomados completamente desorganizados, momento en el cual el grueso de la caballería patriota volvió grupas para regresar al ataque, distinguiéndose en esta parte de la batalla el coronel Silva quien rapidamente reorganizó a los húsares colombianos e impidió que los jinetes realistas lograran envolverlo.


Batalla de Boyacá 7 de agosto de 1819

La Batalla de Boyacá fue la batalla decisiva que garantizaría el éxito de la Campaña Libertadora de Nueva Granada y una de las batallas más importantes de la guerra de independencia de América del Sur. La batalla tuvo lugar el día 7 de agosto de 1819 en el cruce del río Teatinos, en inmediaciones de la ciudad de Tunja. La batalla fue la culminación de 77 días de la campaña iniciada desde Venezuela por el Libertador Simón Bolívar para independizar el Virreinato de Nueva Granada.




A las diez de la mañana del 7 de agosto de 1819 Bolívar dio la orden de impedir el paso de los realistas por el puente del río Teatinos, de cinco metros de largo por dos de ancho, sitio de encuentro del camino de Samacá (utilizado por los realistas el día de la batalla) y el camino real, movilizando su ejército instalado en la ciudad de Tunja. El ejército libertador estaba conformado por la vanguardia al mando de Francisco de Paula Santander con unos 800 hombres, el centro del ejército al mando de José Antonio Anzoátegui con 1320 hombres y la retaguardia conformada por 600 a 800 reclutas y milicianos del Socorro y Tunja. Las tropas de Simón Bolívar debieron cubrir los 14 km de distancia que separan la plaza mayor (Hoy de Bolívar) de Tunja con el puente sobre el río teatinos, (hoy Puente de Boyacá), marchando apresuradamente a partir de las 10:00 am, mientras que los españoles que tomaron la vía del páramo cubrieron 18 km partiendo desde las 3:00 am, para encontrarse ambos bandos a las 2:00 pm, cuando parte de la vanguardia patriota liderada por el capitán Diego Ibarra, desciende y sorprende a la vanguardia realista. En tanto el general Santander se enfrentaba con sus tropas a la retaguardia realista. Bien pronto se unió el grueso de las tropas realistas de Barreiro para enfrentarse a la retaguardia del general Anzoátegui. La vanguardia del ejército independentista al mando de Santander consigue separar la vanguardia del ejército español del resto del ejército, ubicandose entre ambos, de ahí en adelante los españoles se ven obligados a luchar separadamente.
                                                                    
                                                           Mapa del campo de batalla
Hacia las tres de la tarde los combates entre las dos fuerzas militares estaban en todo su apogeo; con los realistas en desventaja por estar divididos en dos frentes, son atacados por el batallón rifles haciendo retroceder dos cuerpos españoles, al mismo tiempo que los bravos de Páez y la legión británica caen sobre la artillería y los flancos de los batallones de primera línea. En esa situación Barreiro trata de desplegar el batallón cazadores, pero Bolívar ordena a Anzoátegui que ataque el centro del dispositivo español, desorganizandolo, para entonces enviar al coronel Juan José Rondón en un fuerte contraataque con los lanceros llaneros que consiguió que los realistas retrocedieran en desorden e incluso un batallón de caballería huyera por la vía a Samacá sin ofrecer resistencia. Mientras tanto, las tropas guías del Casanare al mando de José María Ruiz pudieron ubicarse a las espaldas de la vanguardia realista, después pasar el puente sobre el río Teatinos escalar el terreno escarpado y flanquear las tropas españolas, cayendo a las espaldas de la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco Jiménez. Dos escuadrones de españoles se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. Por su lado, el general Santander lanzó sobre el puente a los batallones de vanguardia cazadores y primeros de línea al mando de los coroneles Joaquín París Ricaurte y Antonio Obando, pasando a la orilla derecha del río Teatinos, dominando el paso sobre el puente cerrando el paso a Bogotá por el camino real a las tropas realistas. El coronel Barreiro siguió combatiendo a la defensiva. Trató de rehacer su infantería en otra altura, pero la rapidez de las tropas patriotas cerró el cerco, por lo cual la retaguardia realista, cercada por todas partes, tuvo que rendirse. Así mismo se rindió la vanguardia realista ante la vanguardia patriota, comandada por Santander
A estas alturas la batalla estaba completamente a favor de los independentistas y el resto de las tropas españolas fueron finalmente rodeadas por el ejército libertador y obligados a rendirse en su totalidad a las 4:00 pm. La banda marcial dirigida por el alférez José María Cancino interpretó la melodía La vencedora, para celebrar el triunfo patriota. Al final de la jornada yacían en el campo de batalla 66 hombres entre muertos y heridos del ejército de Bolívar y unos 250 del ejército español, siendo capturados aproximadamente 1600 hombres, pudiendo escapar solamente unos 800 soldados del cerco realizado por la tropas de Bolívar.

Video de la Batalla de Boyaca